- Título: Resurrección
- Autor; Leon Tolstoi (1828-1919).
- Año de publicación: 1899
- Editorial Pre-textos, Valencia, 1999.
En muchas de las grandes novelas de amor, la historia amorosa propiamente dicha es un reflejo directo del destino de todo un pueblo. Este es el caso de Resurrección, obra escrita por el conde ruso León Tolstoi, autor de novelas que como Guerra y Paz y Ana Karenina se cuentan entre los grandes hitos de la literatura universal.
Para comprender debidamente esta apasionante novela es preciso que nos remontemos a
En Resurrección Tolstoi nos narra los esfuerzos del príncipe Nejliúdov por liberar a la joven Katherina Maslova, quien había sido condenada injustamente a trabajos forzados en Siberia por haber tomado parte en un asesinato. Ella, cuando trabajaba como criada en casa de unas tías de Nejliúdov había sido seducida por éste, quien, tras haberla dejado embarazada, la abandona a su suerte. A partir de aquí,
Entonces, impelido por el recuerdo de su antiguo amor y por el remordimiento, Nejliúdov despliega todo un ingente caudal de energía con la finalidad de que se revise la causa de su amada. Como todos sus esfuerzos fracasan, eleva una petición de amparo al emperador a la par que acompaña a
Pero el relato no se detiene en la plasmación de las relaciones entre el príncipe y Katherina, pues, por mediación de ésta o incluso de una manera más directa, Nejliúdov gradualmente se irá informando de las peripecias personales de otros condenados y, por extensión, de la peripecia colectiva del proletariado urbano y del campesinado de su país, llegando a la conclusión de que los responsables de la mayor parte de los delitos cometidos por estos prisioneros son los miembros de la aristocracia, clase a la que él pertenece, los cuales vivían en la opulencia y se aprovechaban del sudor de las clases inferiores. De
Y es que Nejliúdov ha emprendido un viaje que no es sólo geográfico sino también espiritual y, por tanto, irreversible. Se trata de la aventura del prisionero, a quien Platón nos presenta encadenado en la caverna, que logra acceder al exterior y toma conciencia de la verdadera esencia de las cosas. Qué duda cabe de que regresa a la caverna para comunicar su descubrimiento, pero su mirada ya no será la misma. Según Platón, quien como Nejliúdov encara el camino de la dialéctica ascendente que desde el mundo sensible nos eleva hasta el espacio de las ideas, una vez que toma la senda del regreso, una vez que emprende la dialéctica que desde las ideas conduce al mundo de los sentidos, estará obligado a consagrar sus esfuerzos a rasgar el velo que entorpece la visión de quienes permanecen sumidos en su particularidad sensible. Como ya sabemos, a juicio de Platón, el amor no se agota en la atracción individual y sensual, sino que es un óptimo vehículo capaz de transportarnos a los ámbitos del conocimiento, de la ética y de la política. En este sentido, la aventura amorosa de Nejliúdov ejemplifica lo dicho por Platón acerca de la fuerza del amor para hacer que nos superemos como personas y como ciudadanos, ya que su amor efímero y más bien sensible por Katerina se transformará en un sentimiento de amor hacia la humanidad en general y, sobre todo, en un sentimiento de amor hacia la justicia social. Como se puede apreciar, la lectura de esta novela resultará especialmente fértil si se hace en contrapunto con diálogos de Platón tan significativos como El banquete o La república.
Tolstoi escribe desde la perspectiva del cristianismo social, pues el protagonista a oponer en práctica un ideal de humildad evangélica, destinado a la implantación en la tierra del reino de los cielos.
Finalmente llega la resolución esperada sobre el caso de